EL PRINCIPIO DE CIERRE LÓGICO DEL CONOCIMIENTO Y EL ESCEPTICISMO*

The principle of logical closure of knowledge and skepticism

Mauricio Zuluaga**
Universidad del Valle


*"El presente artículo está basado en un producto parcial de la investigación "El problema del yo y del mundo en la filosofía moderna", proyecto avalado por la Vicerrectoría de Investigaciones de la Universidad del Valle. C.I. 4244. Una versión preliminar de este artículo se presentó como ponencia en el Coloquio Homenaje a la Dra. Laura Benítez que se realizó en laUniversidad Autónoma de Aguascalientes México, 7 al 11 de septiembre de 2009.
**Profesor titular del departamento de filosofía de la Universidad del Valle. Doctor en Filosofía por la Ludwig-Maximilians-Universität München con la Disertación Skeptische Szenarien und Argumente bajo la dirección del Prof. Doc. C.U. Moulines. Sus áreas de investigación son, el Escepticismo, Teoría del Conocimiento y Filosofía Analítica y la Historia de la Filosofía Moderna. Algunas de sus publicaciones son los siguientes artículos: "Argumentos Trascendentales y Escepticismo", Revista Filosofía UIS, 2004; "El Problema de Agripa", en Ideas Y Valores, Universidad Nacional De Colombia, 2005; "La relación entre Holismo y las teorías empíricas", en Praxis Filosófica, Universidad del Valle, 2008.
Dirección Electrónica: mzuluagac@yahoo.de

Recibido: febrero 28 de 2012 aprobado: enero 30 de 2013


RESUMEN

Los desarrollos actuales del escepticismo moderno han representado un resurgimiento de algunas de los problemas presentados por Descartes en la Primera Meditación. Dentro de estos desarrollos son de especial interés las reconstrucciones del escepticismo cartesiano apoyadas en el principio de cierre lógico bajo implicación conocida del concepto. Estas reconstrucciones permiten desembarazar al escepticismo cartesiano de presupuestos ontológicos y metafísicos y permiten, además, ver cierta continuidad con el escepticismo pirrónico. El objetivo de este artículo es el de ofrecer una reconstrucción del escepticismo cartesiano de la Primera Meditación apoyado en el principio de cierre lógico y analizar sus implicaciones en el debate contemporáneo.

Palabras clave: escepticismo, escepticismo moderno, Descartes, pirronismo, principio de cierre lógico bajo implicación conocida.


ABSTRACT

Current developments of modern skepticism have led to a resurgence of some of the problems presented by Descartes on the First Meditation. Within these developments are of particular concern, the Cartesian skepticism reconstructions supported on the principle of logical closure under implication of the concept known. These reconstructions allow Cartesian skepticism to clear ontological and metaphysical assumptions and also enable to observe certain continuity with the Pyrrhonian skepticism. The purpose of this paper is to provide a Cartesian skepticism reconstruction of First Meditation supported on the principle of logical closure and analyze its implications in the contemporary discussion.

Keywords: skepticism, modern skepticism, Descartes, pyrrhonism, principle of logical closure under known implication.


Gran parte del interés por desarrollar una teoría del conocimiento en la modernidad nace del redescubrimiento del escepticismo pirrónico. Según Popkin "la primera referencia hasta hoy conocida de que alguien leyera a Sexto Empírico aparece en una carta, descubierta por Schmitt, del humanista Francesco Filelfo a su amigo Giovanni Aurispa, en 1441" (1983, p. 47). La primera publicación de la obra de Sexto Empírico, en el mundo moderno, es de 1562. Hasta entonces la importancia del escepticismo griego en la filosofía estaba casi que de forma exclusiva concentrada en el escepticismo de la Segunda Academia. Esta influencia se había mantenido gracias a las críticas de Cicerón y San Agustín al probabilismo de Carnéades y Arcesilao.

El redescubrimiento del escepticismo pirrónico desató lo que se ha dado en llamar una crisis pirrónica en la modernidad. La importancia del escepticismo pirrónico, en comparación con el académico, radica en que, según el escéptico pirrónico, no existe posibilidad alguna para justificar un juicio empírico. Si no hay posibilidad de justificar un juicio empírico no se puede afirmar ni negar que se conoce algo. El redescubrimiento del escepticismo pirrónico condujo a una reformulación del criterio de verdad.

Ni la autoridad de Aristóteles ni la de la Iglesia servían para dirimir la equipolencia de opiniones.

Una de las formulaciones modernas del escepticismo -y, sin duda, la más conocida- aparece en la Primera Meditación cartesiana. El redescubrimiento del pirronismo y el empleo de los cinco tropos de Agripa ponen de presente el problema de cómo justificar una creencia empírica. En este artículo mostraré cómo el argumento escéptico cartesiano se apoya en el principio de cierre lógico bajo implicación conocida y analizaré algunas reacciones frente a este principio. Como veremos, la argumentación escéptica cartesiana lejos de carecer de interés, constituye uno de los principales problemas de la teoría del conocimiento contemporánea.

Los argumentos escépticos cartesianos de la Primera Meditación como el del sueño o el del genio maligno están constituidos por dos elementos: un escenario escéptico y un argumento. Los escenarios escépticos son la puesta en escena de ciertas situaciones en donde una pretendida afirmación de conocimiento no puede hacerse. Estos escenarios pueden entenderse como contraposibilidades lógicas o epistémicas (Cfr., Brueckner 1994; 2000). Una contraposibilidad lógica es el diseño de un escenario en el que es imposible que un sujeto pueda saber algo, porque el estado de cosas que se cree conocer no está dado. Una contraposibilidad epistémica presenta un escenario en el que, aunque la situación que se pretende conocer se da, el sujeto no puede llegar a conocerla porque no está justificado. La contraposibilidad lógica implica la epistémica, pero no a la inversa. Dentro del escepticismo cartesiano el argumento del dios engañador representa una contraposibilidad lógica, el del sueño una epistémica. Sin embargo, para los efectos de la argumentación escéptica es suficiente con una contraposibilidad epistémica.

Los intentos por mostrar que un escenario escéptico es incoherente son vanos. Los escenarios pueden variar y satisfacer las condiciones que los señalan como incoherentes. Si calificamos de incoherente el argumento del sueño, por ejemplo, ya que requiere la distinción vigilia-sueño, el escenario puede ser cambiado, de manera tal que no hayamos estado siempre soñando, sino que en un momento determinado hayamos empezado a soñar. Podrían también diseñarse escenarios como el de La Vida es Sueño de Calderón en el que Segismundo no puede distinguir entre estar en el palacio y estar en la torre, aunque él sabe qué significa estar en uno o en otro espacio (Cfr., Moulines, C.U., 1996).

La utilidad de los escenarios escépticos radica en que permiten exponer un argumento. Aunque hay un sinnúmero de reconstrucciones de los argumentos escépticos presentados por Descartes en la Primera Meditación, creo que todas ellas pueden reducirse a un mismo argumento, que denominaré argumento estándar del escepticismo cartesiano y que puede ser presentado de la siguiente forma:

    Cuando S sabe que p, entonces S sabe que -q, (Premisa)
    S no sabe que -q,(Premisa)
    entonces S no sabe que p.Vía Modus Tollens de (i)-(ii).

En esta reconstrucción S representa a un sujeto epistémico, p a una proposición empírica y q a una proposición que se refiere a un escenario escéptico.1

Aplicado al argumento del sueño que presenta, como ya dijimos, una contraposibilidad epistémica, este argumento puede instanciarse como sigue:

    (i) Si Ud. sabe que está sentado frente al fuego, entonces Ud. sabe que no está soñando que está sentado frente al fuego.

    (ii) Pero Ud. no sabe que no está soñando que está sentado frente al fuego.

    (iii) Entonces, Ud. no sabe que está sentado frente al fuego.

Este argumento tiene las siguientes ventajas: (a) la mayoría de las reconstrucciones del los escenarios escépticos propuestos por el escepticismo cartesiano se pueden reducir a este argumento. (b) El argumento es lógicamente válido. Se trata de un Modus Tollens que se apoya en la plausibilidad de sus premisas (Cfr. Klein 1995, p. 214). Las premisas (i) y (ii) de este argumento descansan en dos principios epistémicos básicos. El principio de cierre lógico del concepto saber y el principio de indeterminación:

La conclusión de un argumento escéptico parece, a primera vista, inaceptable. Esto ha conducido a que los argumentos escépticos sean usualmente calificados de paradójicos (Cfr. Schiffer 1996, p. 317). Los argumentos escépticos suelen ser argumentos lógicamente validos que, a partir de premisas aparentemente bien fundamentadas, llegan a conclusiones absolutamente inaceptables. Creemos que sabemos mucho acerca del mundo circundante gracias a lo que los sentidos nos informan, así que cualquier argumento que señale que no estamos justificados para afirmar que sabemos algo acerca del mundo que nos rodea, debe estar equivocado.

Debido a que la conclusión del argumento escéptico es inaceptable, el escéptico debe apoyar la plausibilidad de su argumento en la plausibilidad de las premisas que usa. Así las premisas deben, en algún sentido, ser intuitivas. Deben ser obtenidas a partir principios epistémicos que no estén cuestionados. Si un argumento escéptico dependiera de principios epistémicos que nada tienen que ver con nuestro uso cuotidiano de conceptos, podríamos fácilmente declarar su conclusión como absurda. Sin embargo, normalmente los argumentos escépticos se apoyan en principios epistémicos que estamos dispuestos a aceptar, pero conducen a conclusiones preocupantes. Por esto, el escepticismo es un problema (Cfr., Williams 2001, p. 169 y Vogel 1986, p. 26).

Uno de los escenarios del escepticismo cartesiano señala que no puedo saber que estoy sentado frente al fuego, dado que es posible que, así esté sentado frente al fuego, me encuentre solamente soñando. Para este argumento parece ser esencial el principio de cierre lógico. En efecto, si sé que estoy sentado frente al fuego, y dado que el hecho de que saber que estoy sentado frente al fuego excluye el que yo esté simplemente soñando que estoy sentado frente al fuego, entonces al saber que estoy sentado frente al fuego, también sabré que no estoy soñando. Pero, -como lo señala el escéptico- dado que no puedo saber que no estoy soñando, entonces no sé si estoy sentado frente al fuego.

Es obvio que la primera premisa del argumento depende del principio de cierre lógico. Si sé que estoy sentado frente al fuego, debería saber también que no estoy soñando. Dado que no sé lo segundo, tampoco sé lo primero.3

En lo que sigue me ocuparé de este principio y asumiré, lo que no está libre de controversia, que el escéptico cartesiano está en lo cierto al afirmar que bajo ninguna circunstancia puedo saber que no estoy soñando.

La primera premisa del argumento escéptico es una ejemplificación del principio de cierre lógico que dice: Cuando S sabe, que p, y p implica q, entonces S sabe que q:

    (PCL) KSp ˄ (pq) → KSq

Pero, formulado de esta forma, este principio es simplemente falso. Es relativamente simple encontrar contraejemplos para este principio. Como lo hemos presentado, el principio exige que, al saber algo, se sepan también todas las implicaciones lógicas que se siguen de lo que uno sabe. Esto es simplemente absurdo. Ningún sujeto epistémico podría afirmar que conoce todo lo que se sigue de lo que él sabe. Uno puede, por ejemplo, deducir una verdad necesaria de cualquier juicio, pero nadie podría decir que sabe todas las verdades necesarias porque conoce una; así estén implicadas en lo que uno sabe (Cfr. Stroud 1984, p. 28 y Klein 1995, p. 215).

Supongamos que Tobías conoce un teorema matemático. Sin embargo, él desconoce una de sus consecuencias lógicas. Supongamos que Tobías 103 desconoce esta consecuencia, porque no sabe que esta consecuencia se sigue del teorema que él sí conoce. Aquí tenemos un caso en el que el principio de cierre lógico no es válido. Tobías sabe que p y p implica q, sin embargo Tobías no sabe que q. Podemos reformular este principio y restringirlo para aquellos casos en los que el sujeto epistémico sabe que la implicación se da.

Así podemos decir: Cuando S sabe, que p, y sabe que p implica q, entonces S sabe que q

    (PCL') KSp ˄ KS(pq) → KSq

Esta reformulación del principio no deja espacio para contraejemplos como los que acabamos de ver. Hemos restringido las implicaciones de lo que S conoce. Esta reformulación del principio se conoce como el principio de cierre lógico bajo implicación conocida.

Aún con esta versión restringida hay algunos problemas. Supongamos que Tobías conoce un teorema matemático y conoce que este teorema tiene una implicación. Tobías sabe que p y, además, sabe que p implica q. Supongamos, sin embargo, que Tobías no sabe que q, porque él no comprende q o porque para él q no es del todo claro. Podríamos realizar una nueva restricción al principio y aplicarlo únicamente a aquellas consecuencias que son evidentes para un sujeto epistémico.

Lo importante aquí es que un principio como el de cierre lógico bajo implicación conocida parece dar apoyo a la primera premisa del argumento escéptico. En efecto, cuando yo sé que p, es evidente que no puedo estar simplemente soñando que p. Por esto algunos críticos del escepticismo han insistido en que el argumento escéptico sólo es plausible si el principio de cierre lógico bajo implicación conocida es verdadero.

La exigencia escéptica podría ser satisfecha si este principio fuera falso. Podría darse el caso de que un sujeto epistémico S sepa que p; que además sepa que p implica q y, que no sepa que q. Los intentos más conocidos por mostrar que el principio de cierre lógico bajo implicación conocida es falso provienen de Nozick (1981) y Dretske (1970).

Nozick considera que este principio sólo es válido si todas las condiciones que son necesarias para saber son también cerradas bajo implicación conocida. Él considera que este no es el caso, dado que la condición de tracking, que Nozick agrega al análisis tradicional de conocer, no es cerrada bajo implicación conocida. Dretske, por su parte, intenta refutar este principio señalando que el principio sólo es válido en casos en los que la implicación sea relevante. Nozick y Dretske consideran que al mostrar que un principio como este es falso se logran, por lo menos, dos cosas. De un lado podremos refutar al escéptico y, con ello, recuperar la confianza en que de hecho sabemos muchas cosas. De otra parte tendríamos una mejor comprensión de nuestro uso cuotidiano de saber.

Ambas ventajas no son evidentes. Es cierto que un rechazo del principio de cierre lógico bajo implicación conocida y con ello un rechazo al argumento escéptico que estamos analizando permitiría restablecer la confianza en que de hecho sabemos muchas cosas acerca del mundo exterior. Sin embargo, esto sólo es así por nuestra confianza en que, de hecho, sabemos muchas cosas acerca del mundo externo. Pero este principio también ha sido usado contra el escéptico. Su uso se da en la respuesta más natural al escéptico y que DeRose ha denominado la reacción Aw, come on!4

Supongamos que un escéptico nos dice que no podemos saber que estamos sentados frente al fuego, porque no podemos saber que no estamos soñando. La primera y más natural reacción es negar lo que el escéptico afirma -quizá alzando los hombros-diciendo Aw, come on! Lo primero que diríamos es que uno sí puede saber que no está soñando. Si sé que estoy sentado frente al fuego es porque, entre otras cosas, sé que no estoy soñando. Esta es nuestra respuesta más natural. Pero esta respuesta también hace uso del principio de cierre lógico del concepto saber bajo implicación conocida. Los más conocidos intentos por escapar del argumento escéptico de esta forma son los de Moore. Por ejemplo, en "Certeza" Moore afirma:

    Por tanto, estoy de acuerdo con aquella parte de este argumento que afirma que si ahora no sé que no estoy durmiendo, se sigue que no que estoy de pie, aun cuando realmente esté y crea que estoy de pie. Mas esta primera parte del argumento es una consideración que cierra dos salidas. Es así, porque, si es verdad, se sigue que también es verdad que si que estoy de pie, entonces sé que no estoy soñando. Por tanto, puedo argumentar: puesto que sé que estoy de pie, se sigue que sé que no estoy soñando; del mismo modo que puede argumentar mi oponente; puesto que usted no sabe que no está soñando se sigue que no sabe que está de pie. Un argumento es tan bueno como el otro, a menos que mi oponente pueda dar mejores razones para afirmar que no sé que estoy de pie." (1993, p. 190-191).

El argumento de Moore y nuestra respuesta natural al escéptico tiene, entonces, la siguiente estructura:

    (i) Cuando S sabe que p, entonces S sabe que -q, (Premisa).
    (ii) S sabe que p,(Premisa).
    (iii) entonces S sabe que -qVía Modus Ponens de (i)-(ii).

Es claro que esta reacción natural es un fuerte argumento contra el escéptico, aunque deja de lado una aclaración de porqué el argumento escéptico aparece como plausible (Cfr. Cohen 1999, p. 64). Este argumento depende de si aceptamos la segunda premisa, es decir, si aceptamos que Moore sabe que él está de pie (Cfr. Wright 1985). El escéptico y muchos críticos de Moore consideran que esta premisa, tal y como Moore la ha presentado, no puede ser aceptada (Cfr., Wittgenstein, 1986, §1; Stroud, 1984, p. 117-118).5 Pero lo que me interesa aquí es señalar que este argumento también utiliza el principio de cierre lógico bajo implicación conocida.

No se trata de señalar que el Modus Ponens de Moore es un mejor argumento que el Tollens que nos presenta el escéptico. Pero es claro que si, como Nozick y Dretske señalan, el principio de cierre lógico bajo implicación conocida debe ser rechazado, entonces también hemos de rechazar esta respuesta natural al escéptico.

Además, como hemos visto a propósito del argumento de Moore, la afirmación de que el principio de cierre lógico bajo implicación conocida es cierto no conduce, necesariamente, a que el argumento escepticismo también lo sea. Para Klein, por ejemplo, el principio es válido, pero inútil para los propósitos del escéptico, dado que si lo usa, el escéptico cometería una petitio principii (Cfr. Klein 1981; 1987; 1995).

También los contextualistas consideran que el principio de cierre lógico es válido. Para mantener nuestras aspiraciones epistémicas cotidianas, sin renunciar al principio de cierre lógico, postulan una concepción de saber que depende del contexto. Es decir, las condiciones que establecemos para decir que sabemos que tal y tal o para afirmar que alguien sabe algo varían de acuerdo con el contexto (Cfr. DeRose 1999, 1996, 1995, 1992; Lewis 1996; Cohen 1998a, 1998b). La idea fundamental de esta posición es que hay determinados contextos en los que la contraposibilidad epistémica presentada por el escéptico es un reto para nuestras aspiraciones epistémicas y, como tal, debe ser excluida. Hay otros contextos en los cuales no tendremos que preocuparnos por la posición escéptica. Esta posición nos permite apreciar porqué los argumentos escépticos son importantes y porqué algunas veces aceptamos que sabemos mucho, aunque no hayamos podido solucionar el reto escéptico. La versión contextualista, a pesar de esta ventaja, deja abiertas muchas preguntas. Si las condiciones de saber algo varían de acuerdo con un contexto, se podría dar el caso de que yo sepa que p en un contexto y deje de saberlo en otro. Esto es, sin duda, extraño. ¿Cómo puede ser posible que hoy en la mañana supiera que estoy en sentado frente al fuego y ahora haya dejado de saberlo?

Por último quisiera señalar, aunque sólo sea brevemente, cuál es la utilidad que el argumento escéptico podría tener si aceptamos el principio de cierre lógico bajo implicación conocida. Si adoptamos la definición clásica de conocer como creencia verdadera y justificada, podríamos ver si estas condiciones son cerradas y, en caso de serlo, cuál sería la que debería utilizar el escéptico.

Es obvio que la condición de creencia es cerrada bajo implicación conocida. Si creo que p y sé que p implica q, entonces he de creer q. Esto es lo que solemos esperar de un sujeto racional. Es extraño el caso de que yo crea que estoy sentado frente al fuego y que sepa que si estoy sentado frente al fuego no estoy, digamos, en Alfa Centauro y que, sin embargo, crea que estoy en Alfa Centauro. La condición de creencia es cerrada bajo implicación conocida. De forma análoga se comporta la condición de verdad; más aún, esta condición no requiere que la implicación sea conocida. Por ejemplo, si es verdad que estoy sentado frente al fuego y es verdad que si estoy sentado frente al fuego no estoy en Alfa Centauro, entonces es verdad que no estoy en Alfa Centauro. Por último tenemos la condición de justificación. Si estoy justificado en mi creencia de que estoy sentado frente al fuego y sé que si estoy sentado frente al fuego no estoy en Alfa Centauro, ¿estaré también justificado para afirmar que no estoy en Alfa Centauro? Aquí la situación es más complicada y depende de cómo debemos entender la noción de justificación. Desde ciertas posiciones esta condición es cerrada bajo implicación conocida, según otras no lo es.

Ahora bien, ¿cuál de estas condiciones puede ser de utilidad al escéptico? Ningún argumento escéptico parte de señalar que alguien no conoce algo porque no cree en una implicación de aquello que conoce. Por tanto, la condición de creencia, a pesar de ser cerrada, no sirve a los propósitos del escéptico. Algo parecido acontece con la condición de verdad. Si el escéptico señala que Ud. no sabe que está sentado frente al fuego, porque una consecuencia lógica de esto, como sería la de no estar en Alfa Centauro, es falsa, el escéptico sabría que Ud. está en Alfa Centauro; pero si el escéptico sabe esto, entonces él sabría algo y no sería un genuino escéptico. La condición de verdad es también cerrada bajo implicación, pero de esta condición no puede lograrse ningún argumento escéptico. Resta, por tanto, la condición de justificación. Y es esta la condición que el escéptico utiliza. Si usted está justificado en creer que está sentado frente al fuego, pero no lo está en creer que no está en Alfa Centauro, entonces tampoco estará justificado en su creencia inicial. Los argumentos escépticos de la modernidad cuestionan la condición de justificación del concepto saber.

El redescubrimiento del escepticismo pirrónico en la modernidad y su uso paradigmático en la filosofía cartesiana generaron una crisis pirrónica que hoy en día, más de 350 años después, no ha podido ser solucionada adecuadamente. La presencia del debate escéptico es central en la teoría del conocimiento actual. Las preguntas planteadas por Descartes son, aún hoy, tema de interesantes controversias. La teoría del conocimiento contemporánea no puede entenderse sin la presencia del escepticismo cartesiano, tan actual como siempre.


Pie de página

1Un argumento análogo lo encontramos en DeRose (1995, p. 1), Greco (2000, p. 18), Schiffer (1996, p. 317) y Klein (1995, p. 213).
2Algunos autores consideran que cada uno de estos principios permitirían desarrollar un argumento escéptico independiente (Cfr., Brueckner 1994 y Cohen 1998)
3Tanto Dretske como Nozick consideran que el principio de cierre lógico es fundamental para el escéptico. Dretske señala: "I think many philosophers would disagree with this contention. The conviction is that the epistemic worth of a proposition is hereditary under entailment, that whatever the epistemic worth of P, at least the same value must be accorded the know consequences of P. This conviction finds expression in a variety of ways. Epistemic logic: S knows that P, and knows that P entails Q, then S knows that Q. Probability theory: if A is probable, and B is a logical consequence of A, then B is probable (relative to the same evidence, of course). Confirmation theory: if evidence e tends to confirm hypothesis h, then e indirectly confirms all the logical consequences of h. But perhaps the best evidence in favor of supposing that most philosophers have take the epistemic operators to be fully penetrating is the way they have argued and the obvious assumptions that structure their arguments. Anyone who has argued in the following way seems to me be assuming the thesis of penetrability (as I call it): if you do not whether Q is true or not, and P cannot be true unless Q is true or not. A slightly more elaborate form of the same argument goes like this: if S does not know whether or not Q is true, then for all he knows it might be false. If Q is false, however, then P must also be false. Hence, for all S knows, P may be false. Therefore, S does not know that P is true. This pattern of argument is sprinkled throughout the epistemological literature. Almost all skeptical objections trade on it. S claims that this is a tomato. A necessary consequence of its being a tomato, is that it is not a clever imitation that only look and feels (and, if you will, tastes) like a tomato. But S does not know that it is not a clever imitation that only looks and feels (and tastes) like a tomato. (I assume here that no one is prepared to argue that anything that looks, feels and tastes like a tomato to S must be a tomato.) Therefore, S does not know that this is a tomato". (1970, p. 34).
Para Nozick "The skeptic assumes that if S knows that p and he knows that 'p entails q' then he also knows that q. In the terminology of the logicians, the skeptic assumes that knowledge is closed under known logical implication; that the operation of moving from something known to something else known to be entailed by it does not take us outside of the (closed) area of knowledge. He intends, of course, to work things backwards, arguing that since the person does not know that q, assuming (at least for the purposes of argument) that he does know that p entails q, it follows that he does not know that p. For if he did know that p, he would also know that q, which he doesn't.
The details of different skeptical arguments vary in their structure, but each one will assume some variant of the principle that knowledge is closed under know logical implication". (1981, p. 47).


4DeRose señala: "In The Significance of Philosophical Scepticism, Barry Stroud describes one common reaction to arguments by skeptical hypotheses as follows: I think that when we first encounter the sceptical reasoning outline in the previous chapter we find it immediately gripping. It appeals to something deep in our nature seems to raise a real problem about the human condition. When arguments by skeptical hypotheses are first presented to students in philosophy classes, some do have roughly the reaction that Stroud describes. But many have a very different reaction, finding the arguments far-fetched, ridiculously weak, and quite unthreatening; such reaction is often accompanied by an exclamation somewhat along the lines of, "Aw, come on!"" (1999, p. 3)
5Aunque los argumentos de este tipo fueron comúnmente catalogados como insatisfactorios, hoy en día hay una nueva posición frente a este tipo de argumentos que intentan salvarlos de la refutación obvia. Estos desarrollos son conocidos como argumentos Neomooreanos (Cfr. Sosa 1999, 2000; Williamson 2000; Pritchard 2002).

Referencias Bibliográficas

Barke, A. (2002). The Closure of Knowledge in Context, Paderborn: Mentis Verlag.

Brueckner, A.(1994): "The Structure of the Skeptical Argument", Philosophy and Phenomenological Research, LIV. pp. 827-835.

Cohen, S. (2000): "Contextualism and Skepticism", Philosophical Issues (Noûs),10. pp. 94-107.

_____. (1999): "Contextualism, Skepticism, and the Structure of Reasons", Philosophical Perspectives, 13. pp. 57-90.

_____. (1998a): "Contextualist Solutions to Epistemological Problems: Scepticism, Gettier, and the Lottery", Australasian Journal of Philosophy, 76. pp. 289-306.

_____. (1998b): "Two Kinds of Skeptical Argument", Philosophy and Phenomenological Research, LVIII. Pp. 143-159.

DeRose, K. (1999). Responding to Skepticism. En DEROSE, K. & WARFIELD, T.A. (Comp.), Skepticism: A Contemporary Reader, Oxford: Oxford University Press.

_____. (1996): "Relevant Alternatives and the Content of Knowledge Attributions", Philosophy and Phenomenological Research, 56. Pp.193-197.

_____. (1995): "Solving the Skeptical Problem", Philosophical Review, 104. Pp.1-52.

_____. (1992): "Contextualism and Knowledge Attributions", Philosophy and 109 Phenomenological Research, 52. Pp.913-929.

Dretske, F. (2000): Perception, Knowledge and Belief. Selected Essays, Cambridge: Cambridge Studies in Philosophy.

_____. (1970): "Epistemic Operators" Journal of Philosophy, 67. Pp.1007-1023.

Gettier, E. (1963): "Is Justified True Belief Knowledge?", Analysis, 23. Pp. 121-123.

Greco, J. (2000). Putting Skeptics in Their Place, Cambridge: Cambridge University Press.

Klein, P.D. (1995): "Skepticism and Closure: Why the Evil Genius Argument Fails", Philosophical Topics, 23. Pp. 213-236.

_____. (1987): "On Behalf of the Skeptic", en Luper-Foy, S., 1987, (Comp) The Possibility of Knowledge: Nozick and his Critics, Totowa: Rowman & Littlefield.

_____. (1981). Certainty: A Refutation of Scepticism, Minneapolis: University of Minnesota Press.

Lewis, D. (1996): "Elusive Knowledge", Australasian Journal of Philosophy, 74. Pp. 549-567.

Moore, G. E. (1993). Selected Writings, London: Routledge.

Moulines, C.U. (1996): "Gibt es etwas außer mir selbst?", Zeitschrift für philosophische Forschungen, 50 ½. Pp.151-166.

Nozick, R. (1981). Philosophical Explanations. Oxford: Oxford University Press.

Popkin, R. (1983). The History of Scepticism from Erasmus to Spinoza, Los Ángeles: Berkeley: University of California Press.

Pritchard, D. (2002): "Recent Work on Radical Skepticism", American Philosophical Quarterly 39. Pp. 215-257.

Schiffer, S. (1996): "Contextualist Solutions to Scepticism", en Proceedings of the Aristotelian Society, 96.pp. 317-333.

Sosa, E. (2000): "Skepticism and Contextualism", Philosophical Issue (Noûs), 10. Pp.1-18.

_____. (1999): "Skepticism and the Internal/External Divide", en Greco, J. & Sosa, E., 1999, (Comp.) The Blackwell Guide to Epistemology, Malden: Blackwell Publishers.

Stroud, B. (1984). The Significance of Philosophical Scepticism, Oxford: Oxford University Press.

Vogel, J. (1986). Cartesian Skepticism and Epistemic Principles, Yale: Disertación Doctoral.

Williams, M. (2001) "Kontextualismus, Externalismus und epistemische Maßstäbe", en Grundmann, A. (Comp.) Erkenntnistheorie Positionen zwischen Tradition und Gegenwart, Paderborn: Mentis Verlag.

Williamson, T. (2000). Knowledge and Its Limits, Oxford: Oxford University Press.

Wittgenstein, L. (1969). Über Gewissheit, Oxford: Basil Blackwell.

Wright, C. (1985): "Facts and Certainty", Proceedings of the British Academy, LXXI. Pp.754-769.