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Después de las interpretaciones muy divergentes de H. Gouhier y M. Gueroult sobre el estatus y el papel del Dios engañador y del genio maligno en Descartes, intentaremos demostrar que el engaño divino está relacionado con la doctrina de la creación de las verdades eternas por un Dios todopoderoso y con la ontología de lo incomprensible que la sustenta, y que el escepticismo que inspira el Dios engañador está relacionado con esta inquietud sobre el origen de nuestro ser. Entonces se verá que, lejos de ser retórica, la ficción del Dios engañador se basa en la razón y que es a partir de la necesidad de esta ficción que el sujeto podrá emerger como el lugar de la crítica de la racionalidad de su razón y de la racionalidad del mundo.

Margot, J. P. (1997). Engaño divino y escepticismo. Praxis Filosófica, (6), 25–50. https://doi.org/10.25100/pfilosofica.nsv0i6.15170